Como consecuencia de los cambios normativos, de la tecnología, y, cómo no, de la pandemia, las relaciones laborales en las empresas han evolucionado a una velocidad que en la mayoría de las ocasiones ha sobrepasado a la propia previsión del legislador. En consonancia, también está cambiando el perfil de quienes se dedican a la gestión de las personas en las empresas, cobrando importancia materias como la tecnología o las matemáticas que son indispensables para el análisis de datos y la gestión y organización del trabajo mediante algoritmos.

Estamos viviendo cambios en el ámbito de las relaciones laborales y sociológicos que han orientado nuestra legislación hacia diversos horizontes:

  • hacia el logro de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, así como hacia una mayor conciliación de la vida personal y laboral;
  • hacia un intento de mayor flexibilización de las relaciones laborales; y
  • hacia su tecnificación y digitalización.

En esencia, ha cambiado la forma de organizar las relaciones laborales en aspectos tan variados como la manera en la que se disfrutan los permisos asociados al nacimiento de los hijos, o el modo de diseñar las carreras y promociones profesionales a fin de garantizar la igualdad entre sexos, por citar solo dos ejemplos en materia de igualdad y conciliación.

Pero si analizamos las consecuencias que la tecnificación y la digitalización, la globalización y la deslocalización han tenido en las relaciones laborales, comprobaremos que cada vez es más habitual que un mismo departamento esté integrado por trabajadores que prestan sus servicios desde diferentes partes del mundo o del territorio nacional.

Esta cuestión que, desde el punto de vista operativo, puede ser muy sencilla máxime si tenemos en cuenta la gran cantidad de herramientas tecnológicas con las que contamos hoy en día, encierra en realidad una serie de vericuetos y complicaciones para las relaciones laborales que nuestra legislación no alcanza a solucionar en muchas ocasiones y que se convierten en retos a solucionar por los responsables de recursos humanos de las empresas.

Pensemos que, cuando en una videollamada se organiza el trabajo de empleados de diferentes países, se están barajando al mismo tiempo legislaciones laborales de cada uno de esos países con sus propias previsiones en materia de jornada, horario de trabajo, teletrabajo, derechos de conciliación, prevención de riesgos, etc. Esta cuestión adquiere mayor complejidad cuando hay que afrontar una reestructuración de un departamento cuyos integrantes prestan servicios desde diversos países. Por poner un simple ejemplo, ¿cómo se concretan los representantes de los trabajadores que pueden actuar como interlocutores de los integrantes de un departamento deslocalizado y globalizado?

Estos y otros retos son los que han venido asumiendo, desde la discreción y la tenacidad en muchos casos, los responsables de Recursos Humanos en los últimos tiempos. La normativa y la sociedad evolucionan, pero sin los trabajadores, que con su esfuerzo y proactividad gestionan dicha evolución, los cambios se quedan simplemente en declaraciones de principios o en proyectos sin concreción.

Todo ello ha convertido a los responsables de la gestión de los recursos humanos en expertos en derecho internacional, en tecnología, en redes sociales, en conciliación y, quién sabe, si ahora también en matemáticas, desde que la organización y la gestión del trabajo puede arbitrarse a través de algoritmos. Sin perjuicio de ello, en los últimos tiempos, ha habido que gestionar a nivel más humano que nunca las dificultades que ha ocasionado una pandemia que esperemos estar ya dejando atrás.

En definitiva, la evolución de las relaciones laborales ha entrado en velocidad de vértigo y parece que nos espera un futuro lleno de nuevos retos para la gestión de los recursos humanos en las empresas.

 

Juan Argente

Departamento Laboral de Garrigues