Las empresas tienen un gran reto por delante: deben agudizar el ingenio para llamar la atención de las nuevas generaciones de profesionales que se incorporan al mercado laboral y que están acostumbradas a interactuar en el mundo digital a través de aplicaciones en las que la inmediatez y el acceso a la información de manera más ágil y sencilla es lo habitual. En este contexto, aplicaciones como Tinder, en las que cada vez es más frecuente que los jóvenes interactúen de manera natural, podrían ser catalizadoras de una nueva forma de relacionarse, que tiene implicaciones incluso en el mercado de trabajo. Es lo que se podría denominar la ‘tinderización’ de las relaciones laborales.

Tecnología y nuevas generaciones van de la mano planteando un desafío a las empresas, que se enfrentan a una crisis de retención de talento. El modelo tradicional de contratación y acceso al empleo ya no es válido, si no es tinderizable.

La caracterización clásica del contrato de trabajo como indefinido ya no parece tener el gancho que se pensó cuando se ideó como modelo oficial. Quizá entonces, comprometer a la empresa a asumir una obligación laboral sin fecha de término era el elemento más atractivo que se podía ofrecer a quienes accedían al mercado laboral. Sin embargo, en la actualidad, han surgido otros elementos que ejercen como game changer tales como flexibilidad, salario emocional, desconexión laboral, conciliación u otros intangibles como transparencia, igualdad, responsabilidad social y respeto por el medio ambiente.

El cambio en los gustos de los candidatos, así como los nuevos conceptos que les atraen, se ve multiplicado si consideramos que las nuevas generaciones tienen a su alcance herramientas digitales que ofrecen, en un solo clic, un volumen muy elevado de información laboral sobre las ofertas de empleo. Estas apps permiten que, en minutos, un candidato pueda conocer, evaluar e incluso aceptar, decenas de ofertas de empleo que estarán además filtradas para sus concretas necesidades por una inteligencia artificial. Existen incluso marketplaces dedicados a esta rutina.

Es un cambio radical. Hoy día, una decisión vital como es el acceso al empleo puede ejecutarse de manera ágil y simplificada. Si se dan las circunstancias para un match laboral, la tarea se ha reducido en complejidad, el tiempo dedicado es menor y se tiene una visión del mercado laboral instantánea y precisa. Además, la cada vez mayor capacitación de los candidatos y la imparable oferta globalizada de empleos, promueve una movilidad laboral en ciclos cada vez más cortos.

Los empleadores se encuentran actualmente ante el reto de tener que repensar su oferta laboral para dirigirla a la nueva demanda. Y en esa estrategia juega un papel esencial el grado de conocimiento que se tenga sobre las herramientas jurídicas, de las que disponemos en España, para lograr que el talento elija nuestra oferta. Y lo más importante, que lo haga porque le resulte atractiva a medio y largo plazo, con independencia de las otras ofertas que pueda recibir en su perfil que le permitan pequeñas mejoras a corto plazo.

Es el momento de diseñar fórmulas retributivas que incentiven y motiven, adaptadas a la nueva realidad empresarial. De idear la implantación de mecanismos de flexibilidad que conjuguen las necesidades empresariales con la cada vez mayor demanda de soluciones de conciliación. De establecer mecanismos que defiendan a la empresa en caso de padecer una alta rotación. Así como de poner en valor contractual la especialización y el valor que conlleva el acceso a nuestro empleo.

En este análisis puede reformularse el sistema retributivo, traduciéndolo en mecanismos de permanencia. Cabe el diseño de cláusulas que limiten la competencia postcontractual o incentiven la exclusividad en la prestación de servicios. Y también caben otros instrumentos como el establecimiento de nuevos sistemas flexibles de jornada de trabajo, mecanismos abiertos para el descanso anual y formas de trabajo que se ejecuten de la mano de las nuevas tecnologías.

Estas fórmulas permitirán lograr el ansiado match entre candidatos y ofertantes de empleo en esta era de tinderización de las relaciones laborales.

 

Pablo Salguero

Departamento Laboral de Garrigues